Acercamiento a las realidades de los cultivos de uso ilícito en Colombia
05 – 07 – 2022
Reflexiones en torno al impacto y principales retos frente a los procesos de producción, narcotráfico y consumo de los cultivos de uso ilícito, además de posibles rutas y alternativas de acción ante esta realidad fueron los temas de discusión del Primer Foro de Cultivos de Uso Ilícito que tuvo lugar en Popayán el pasado 29 de junio, en las instalaciones del Colegio Champagnat.
En este espacio de diálogo se realizó un recorrido de cómo se ha desarrollado una política de intervención para enfrentar los cultivos de uso ilícito, las dificultades y retos que se interponen en estos procesos de reducción de la oferta y cómo Colombia debe comprender esta realidad de forma particular por las dinámicas de conflicto que se viven en los territorios.
El foro fue organizado por la Provincia Eclesiástica de Popayán, conformada por la Arquidiócesis de Popayán, las Diócesis de Pasto, Ipiales y Tumaco; y los Vicariatos Apostólicos de Guapi y Tierradentro, con el apoyo del Secretariado Nacional de Pastoral Social-Cáritas Colombiana.
Como ponentes principales: participaron Diego García, coordinador del área política de drogas para América Latina quien abordó el contexto internacional de los cultivos de uso ilícito y Ricardo Vargas, investigador asociado del Transnational Institute TNI en el programa de drogas y democracia, quien enfocó su intervención en el panorama nacional.
“A nosotros como obispos nos motiva que frente a ciertos temas podamos llamar las cosas por su nombre, cultivos de uso ilícito. Sin el propósito de molestar a alguien, simplemente se trata de iniciar un camino de diálogo abierto”, expresó Monseñor Omar Alberto Sánchez, Arzobispo de Popayán y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Adicionalmente planteó que como sociedad estamos llamados a confrontarnos con la fuerza de la razón sin acusaciones y sin señalamientos para comprender la realidad que no solamente nos afecta, sino que eventualmente nos supera. También compartió que la reciente elección del presidente de la república nos pone frente a un nuevo escenario y, por lo tanto, es necesario entender y acompañar la propuesta de un gobierno que sabe que debe enfrentar los grandes temas del país, entre ellos, los cultivos de uso ilícito.
“Se trata de llegar a una salida negociada con todos los actores que determinan estos territorios, y propiciar caminos de desarrollos sostenibles en las comunidades más afectadas, de hacer efectiva la paz territorial que tanto se evoca”, concluyó Monseñor Sánchez.
Por otra parte, Ricardo Vargas consideró que la presencia de grupos armados en Cauca, Nariño, Arauca, Catatumbo, entre otras regiones generan el incremento del portafolio de actividades ilegales, como: la minería ilegal, el contrabando, el chantaje al comercio y las nuevas modalidades de control de las comunidades por parte de grupos armados.
Refirió que, en el sur del mundo, continuamos con unos fenómenos de estigmatización, criminalización y señalamiento; con una idea de que los países que son productores tienen la responsabilidad de reducir la cantidad de drogas disponibles”.
“En los Acuerdos de paz en la Habana donde participamos como movimiento indígena colombiano con otros compañeros de la comunidad afro en la elaboración del capítulo étnico, se estableció una política desde las comunidades para generar programas que conlleven a la sustitución de manera voluntaria. Consideramos que hoy estamos en un momento en el que se puede tejer ese proceso, quiero reiterar que esos acuerdos no se han cumplido, por eso volvió la guerra a los territorios y todos los fenómenos sistemáticos que hoy estamos viviendo hoy”.
Como cierre de este Primer foro de cultivos de uso ilícito, se sintetizaron seis puntos principales a partir de los aportes e intervenciones. Uno de los grandes puntos que se concluyeron fue que el mayor obstáculo que se ha tenido para enfrentar los cultivos de uso ilícito en Colombia, ha sido la imposición desde el contexto internacional por la lógica de combatir la oferta; aumentando la criminalización y estigmatización de los territorios productores.
A su vez, también se planteó que en Colombia se necesita una intervención que comprenda la complejidad del conflicto armado interno, ya que, se presenta la convivencia de múltiples conflictividades que se superponen y los grupos armados generan control social sobre los territorios.
Para ver la trasmisión completa grabada del foro del Primer foro de cultivos de uso ilícito, haga clic aquí